Fueron sólo un par de minutos en cancha. Poco antes el ritual había sido el mismo que muchas veces siguió, como tantos otros deportistas magallánicos que mantiene vivo el amor por el deporte que abrazaron desde su época de niñez y juventud. “¿Cómo te sientes? Bien, me siento bien...” La pregunta de su compañero de equipo, Ernesto Fernández de Cabo, no tuvo una respuesta muy convincente. Tenía razón. A eso de las 11 de la mañana con 30 minutos comenzaron los problemas físicos (del corazón) que terminaron con la vida del basquetbolista senior del Club Deportivo Español, Hernán Humberto Melipillán Moreno. Era el partido que los hispanos disputaban en el gimnasio del Liceo Luis Alberto Barrera en contra de Aviación, en la categoría mayores de 45 años.
Hacía más o menos tres partidos que Hernán -quien además era un conocido taxista de los paraderos de los ex supermercados Marisol- no había asistido por problemas físicos, recuerda Fernández de Cabo. Luego de tres minutos en cancha fue reemplazado, y comenzaron los síntomas. Algunos de sus compañeros advirtieron que algo andaba mal. Así vino el desvanecimiento. “Nos llamaron por una lipotimia (síncope o desmayo común y que no reviste gravedad), que en cosa de minutos fue controlada”, señalaron desde el Samu. Cuando la unidad llegó hasta el gimnasio de Avenida Colón se constató que había sufrido un reflujo y arritmia, pero que se encontraba en buenas condiciones.
La camilla fue devuelta a la unidad móvil. Sin embargo, uno de los funcionarios de salud permaneció en el recinto para confirmar la estabilización del deportista. Luego Melipillán se dirigió hasta el baño. Allí se produjo el diálogo con su compañero Fernández de Cabo. “Se notaba que algo le pasaba. Y tras su respuesta, le dije pero cómo vas a estar bien”, recuerda. Luego vino su último desvanecimiento, y acaso una última mirada con su esposa Kerstin Muller. Siguieron las inmediatas atenciones que apuntaron a estabilizarlo, su traslado hasta el Hospital Regional y su deceso en medio de los intentos de reanimación.
Su hermana Eliana lo recuerda como una persona tranquila y amante del deporte, un legado que recibió desde pequeño de parte de su padre Zenón Melipillán, antiguo dirigente del Club Español. Dice aún no reaccionar de la partida de su hermano menor (el cuarto), pese a que hace unos días habría manifestado sentirse con un malestar. De hecho, sus compañeros señalaron que estaba sometiéndose a una serie de exámenes por recomendación de un paramédico. Sus restos permanecían ayer en el Servicio Médico Legal a la espera de determinarse la causa precisa de muerte. Será velado en la capilla del Cementerio Municipal y sus funerales serán informados oportunamente. A Hernán Humberto Melipillán Moreno, de 50 años, le sobreviven además su esposa y dos hijos. Ahmedabad