En Santa Laura el anhelo por una nueva estrella se hace cada año más latente y el colectivo rojo llama a desterrar la desdicha por la final perdida el año pasado.
Los hinchas más agoreros de Unión Española no quieren saber nada con el número 7. Muchos aún tienen fresco el recuerdo de lo ocurrido el 9 de diciembre pasado, cuando en la galería hispana del Estadio CAP apareció un 7 de plumavit en referencia a la anhelada séptima estrella, la que al final se les escapó de las manos de manera dramática.
El elenco de Plaza Chacabuco, uno de los fundadores del profesionalismo en Chile, es además uno de los cuadros más laureados, pues con seis coronas se ubica en el quinto puesto del escalafón, tras Colo Colo, las universidades y Cobreloa. Y “la séptima” la han buscado con afán desde el segundo semestre de 2005.
Las estrellas de 1943 y 1951 fueron las que inauguraron un palmarés que vio su época dorada en la década del '70, cuando bajo la dirección técnica de Luis Santibáñez, el cuadro hispano conquistó los campeonatos de 1973, 1975 y 1977. Momento estelar que se vio coronado, además, con la final de la Copa Libertadores de 1975, donde los rojos cayeron en tres partidos contra el mejor Independiente de Avellaneda de todos los tiempos.
Tras el fulgor de los setenta, Unión Española atravesó un período de alejamiento de los lugares de privilegio, salvo por la correcta temporada de 1984, en que disputaron la corona en una liguilla con Universidad Católica, Cobresal y Cobreloa, y por la obtención de las Copa Chile de 1992 y 1993.
Pero tras 28 años sin títulos, la alegría volvió a Independencia en el Torneo Apertura 2005. Bajo la batuta de José Luis Sierra en el mediocampo, la conducción técnica de Fernando Díaz, y con jugadores claves en ese plantel, como Joel Reyes, Juan José Ribera, Manuel Neira, Juan Pablo Toro y José Luis Jerez, entre otros, los hispanos se quedaron con la corona.
El desenlace de ese torneo fue de máximo nerviosismo, sobre todo por lo ocurrido en la etapa de semifinales, la cual requirió de una definición por penales que terminó 10-9 favorable a Unión sobre Universidad Católica, en San Carlos de Apoquindo.
El duelo por el título fue ante Coquimbo Unido. La ida, jugada el 3 de julio de ese año, fue para los rojos por 1-0 (gol de Manuel Neira), mientras que el partido de vuelta, en un repleto Estadio Francisco Sánchez Rumoroso se saldó con un 3-2 para el campeón. Como postal inolvidable, el penal que en el último minuto le convirtió José Luis Sierra a Luis Corvalán, para asegurar el festejo.
Ocho años después de la última coronación y con el “Coto” ahora desde la conducción técnica del equipo donde es ídolo, Unión Española busca la ansiada “séptima”; tras lo ocurrido en las finales perdidas del Apertura 2009 y del Clausura 2012, en Santa Laura prefieren ni mencionar el dígito del augurio.
Por ANTONIO LOMA-OSORIO / ANFP