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EL EFECTO DE LA ACTIVIDAD FÍSICA SOBRE EL CEREBRO PODRÍA MEJORAR LA MOVILIDAD EN LA VEJEZ

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No hay que correr maratones, dice una investigadora.

Mantenerse físicamente activo mientras se envejece podría proteger del daño cerebral que puede limitar la movilidad, señala un estudio de tamaño reducido.

Unas áreas pequeñas de daño cerebral llamadas hiperintensidades de la materia blanca se observan en las IRM de muchos pacientes mayores, según los científicos del Centro Médico de la Universidad de Rush, en Chicago. Unos niveles mayores de ese daño se han vinculado con dificultades para caminar y otros problemas de la movilidad, dijeron los investigadores.

"Conservar la función motora es igual de importante que conservar la función mental para mantener la independencia y la calidad de vida en la vejez", dijo la investigadora líder, Debra Fleischman, profesora de los departamentos de ciencias neurológicas y ciencias conductuales.

"Nuestros resultados sugieren que la actividad física diaria podría proteger la función motora de las lesiones cerebrales relacionadas con la edad", añadió.

En el estudio, que aparece en la edición en línea del 11 de marzo de la revista Neurology, participaron 167 pacientes con una edad promedio de 80 años.

Para el estudio, el equipo de Fleischman hizo que los participantes usaran monitores del movimiento en las muñecas durante hasta once días. Esos dispositivos medían la actividad que constituía ejercicio y la que no. Los participantes también tomaron 11 pruebas de la capacidad de movimiento, y los investigadores usaron IRM para evaluar el nivel de hiperintensidades de la materia blanca del cerebro.

Los investigadores hallaron que los mayores que más ejercicio hacían mantenían sus puntuaciones en las pruebas de movimiento, aunque tuvieran unos niveles altos de daño cerebral. Pero en los que hacían menos ejercicio, el daño cerebral se asoció con unas puntuaciones más bajas en las pruebas de movimiento.

Los hallazgos se sostuvieron incluso después de que los investigadores ajustaran por factores que podrían influir sobre el ejercicio, como el peso, la depresión y las afecciones que afectan a la circulación sanguínea.

El Dr. Sam Gandy, profesor y director asociado del Centro de Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, afirmó que el estudio es "extremadamente importante".

"Casi todo en el Alzheimer y otras demencias parece mitigarse con el ejercicio físico", señaló. "Creo que este estudio sirve para que esa idea sea incluso más convincente".

Fleischman dijo que la moraleja es que se debe hacer algún tipo de movimiento seguro y agradable todos los días para proteger la función motora de las lesiones cerebrales que pueden ocurrir al envejecer.

El mensaje que da a los pacientes es que "no hay que ser maratonistas".

Fleischman advirtió que este estudio no prueba que la actividad física conserve directamente la capacidad de movimiento, sino que solo muestra una asociación entre ambas cosas.

Aunque hay buenos tratamientos para las afecciones que impiden el movimiento, como la enfermedad de Parkinson y la artritis, los problemas de movimiento relacionados con la edad son comunes y con frecuencia no son tratados, lamentó.

"Hasta que comprendamos más completamente los mecanismos biológicos que subyacen al deterioro motor crónico en la edad avanzada, y hayamos desarrollado tratamientos farmacológicos efectivos para reducir los efectos de la lesión cerebral sobre la función motora, los esfuerzos por fomentar un estilo de vida activo en los adultos mayores serán un elemento crítico para afrontar este problema de salud pública", planteó Fleischman.

© Derechos de autor 2015, HealthDay