Debe ser supervisado para evitar complicaciones.
El ejercicio es beneficioso para el control de la diabetes pues ayuda a disminuir los niveles de glicemia y aumenta los niveles de colesterol bueno, pero debe ser supervisado para evitar complicaciones.
Así como el sedentarismo y la obesidad constituyen factores de riesgo que predisponen a la aparición de diabetes, en la contraparte, el ejercicio físico y el control del peso corporal son aliados importantes en el manejo de esta enfermedad crónica.
Sí, porque, junto con alimentación adecuada y administración de ciertos fármacos, practicar algún deporte favorece el control de la glicemia (niveles de azúcar en la sangre) y disminuye los riesgos de enfermedades cardiovasculares, habitualmente asociadas a este tipo de pacientes.
Como explica la doctora Carmen Gloria Bezanilla, del Centro de Diabetes Adulto, “la práctica deportiva incrementa la sensibilidad a la insulina, lo cual facilita la entrada de glucosa a las células musculares. De esta manera se logra un mejor equilibrio de la glucosa en la sangre (glicemia) y disminuye la necesidad de medicación (antidiabéticos orales) y/o insulina”.
Para un paciente diabético, practicar algún tipo de deporte supone también un aumento del colesterol bueno (HDL-c) en la sangre, así como una reducción de los niveles de triglicéridos sanguíneos. Factor importante si se toma en cuenta que ambas variables suelen estar alteradas en este grupo de personas.
Preparados, listos… ¡ya!
¿Cómo y cuándo comenzar? Todo paciente diabético debiera efectuarse una evaluación médica antes de empezar a practicar algún deporte, para que el especialista le indique qué tipo de ejercicios realizar, si existe alguna contraindicación y los cambios que haya que introducir en el tratamiento de control de la diabetes (saber, por ejemplo, en qué momento debe chequearse la concentración de azúcar en la sangre y/o comprender bien una eventual nueva pauta de medicación).
De esa manera, pueden prevenirse algunos de los problemas más frecuentes relacionados con la práctica de ejercicio en personas que padecen esta enfermedad. “Por ejemplo, si tenemos pacientes que sufren retinopatía diabética no pueden hacer ejercicios de fuerza; o si tienen problemas en articulaciones o una neuropatía, tampoco deportes que impliquen impacto”.
El ideal, según sostiene la doctora Bezanilla, es elegir disciplinas aeróbicas, como caminata, bicicleta, bicicleta elíptica y natación, y evitar deportes de riesgo, como el montañismo, alas delta, motociclismo o buceo submarino. “Ello, dado que una persona podría sufrir graves lesiones si la concentración de azúcar en la sangre le bajara demasiado durante la práctica de esas disciplinas”.
En este sentido la especialista destaca la importancia de que el ejercicio se efectúe en un lugar seguro, con personas que tengan conocimientos de lo que implica la diabetes, como el Centro de Medicina del Deporte de CLC, un gimnasio que cuenta con todos los equipamientos para deportistas de alto rendimiento, pero que también recibe a personas que estén iniciándose en el entrenamiento físico o tengan alguna condición de salud particular.
“En este centro existe un protocolo desarrollado en conjunto con el Departamento de Nutrición y Diabetes, especialmente diseñado para que el ejercicio no afecte el tratamiento de los pacientes diabéticos (el uso de hipoglicemiantes o insulina, asociado a un mayor gasto calórico durante el ejercicio puede provocar hipoglicemias o lesiones). Aquí, todos ellos se evalúan, se les hace un programa personal, se les monitoriza la glicemia en forma permanente y se les guía en el ejercicio, lo cual implica una gran diferencia con otro tipo de gimnasios, que pueden ser muy buenos, pero no contar con profesionales ni medios adecuados que permitan abordar al paciente diabético en forma segura”, subraya la doctora Bezanilla.
¿Por qué supervisado?
Durante el ejercicio los músculos necesitan mayor cantidad de energía, por lo que el cuerpo libera más azúcar o glucosa que en estado de reposo. En los pacientes diabéticos esto puede tener algunos efectos colaterales.
Si el cuerpo no tiene suficiente insulina para utilizar la glucosa liberada durante la práctica de ejercicio, esta última permanece en la sangre en concentraciones elevadas, provocando una hiperglicemia.
El no tener suficiente insulina para poder utilizar el azúcar de la sangre también puede hacer que el cuerpo queme grasa como combustible. Cuando el cuerpo empieza a quemar grasa para utilizarla como combustible se producen unas sustancias denominadas cuerpos cetónicos, que tienen efectos nocivos para la salud.
El hecho de que el cuerpo necesite más glucosa durante la práctica de ejercicio también puede hacer que descienda excesivamente la concentración de azúcar en la sangre, lo que se denomina hipoglicemia. Esta última puede ocurrir cuando el cuerpo utiliza todo el azúcar almacenada, lo que implica que no queda más glucosa por liberar cuando la necesitan los músculos. Esto ocurre especialmente cuando la concentración de insulina en la sangre sigue siendo alta, porque ha transcurrido poco tiempo desde la administración de la última inyección de esta.
¿Qué otras medidas tener en cuenta al hacer ejercicio?
Controla el azúcar. Es probable que necesites hacerlo antes, durante y después de hacer ejercicio.
Toma la dosis correcta de insulina. Tu médico puede recomendarte reajustar la dosis de insulina cuando hagas ejercicio o deporte.
Si te inyectas insulina no lo hagas en una parte del cuerpo que utilices en la actividad elegida (como inyectarte en la pierna antes de jugar fútbol). Podrías provocar que la insulina se absorba demasiado rápido.
Aliméntate bien. Asegúrate de seguir una dieta adecuada para la diabetes; no pruebes estrategias como abusar de hidratos de carbono antes de correr.
Lleva siempre colaciones y agua. Independientemente de que juegues un partido de tenis o nades en la piscina de tu casa.
Incluye períodos de calentamiento y enfriamiento. Un calentamiento debe consistir en 5 a 10 minutos de actividad aeróbica (caminar, pedalear, etc.) a niveles de intensidad bajos. Luego, los músculos deben estirarse gentilmente durante otros 5 a 10 minutos y estructurar luego el enfriamiento de manera similar al calentamiento.
Aumenta la ingesta calórica hasta 24 horas después del ejercicio, en función de la intensidad y duración del mismo.
Realiza el ejercicio siempre a la misma hora, los mismos días y con la misma intensidad y duración, de forma que su control sea más fácil.
Atención al ejercitarse
Es posible que tengas una concentración baja de azúcar en la sangre (hipoglicemia) si:
Estás sudando mucho
Te sientes mareado
Estás tembloroso
Te sientes débil
Estás ansioso
Tienes hambre
Te duele la cabeza
Te cuesta concentrarte
Estás confundido
Es posible que tengas una concentración alta de azúcar en sangre (hiperglicemia) si:
Tienes mucha sed
Tienes que orinar mucho
Estás agotado
Ves borroso
Por otra parte, fíjate en cualquier corte, rasguño o ampolla que tengas y cuéntale a tu médico si se ponen muy rojos, se inflaman o supuran pus, ya que podrían ser signos de infección.
CLC