Malos hábitos, mala salud.
Durante los últimos años ha aumentado peligrosamente la obesidad en adultos y niños, la diabetes y la prediabetes. Cambios en los hábitos alimenticios, desorden en los horarios y el aumento en la ingesta de azúcar y grasas, son los responsables de esta bomba de tiempo que como familia y sociedad hay que atacar de raíz y así evitar daños a corto y largo plazo en la salud de los chilenos.
“Estamos en una situación realmente compleja”, así define el doctor Jaime García, especialista en Nutriología y Diabetes de Clínica Avansalud, cómo se alimentan hoy los chilenos. “Existe un escenario de alerta sanitaria, por la cantidad de personas obesas, incluyendo un alto porcentaje de niños, y la alta cifra de diabéticos y pre diabéticos.
Sabemos que el chileno es bueno para la fritura, el pan, para consumir alcohol, mucha sal y azúcar. De paso, hemos abandonado los buenos hábitos, no comemos en forma adecuado, lo hacemos rápido y a cualquier hora, lo que genera que el cerebro se quede con la sensación que no hemos comido. Además, el ritmo de vida acelerado sólo contribuye a generar un mayor estrés que en algunas personas provoca utilizar la comida como ansiolítico”.
Esto último, según explica el especialista, se debe a que los alimentos, principalmente hidratos de carbono y grasas, provocan un efecto químico “se produce un aumento de insulina y serotonina, que entregan un cierto estado de calma, disminuye la ansiedad e incluso la pena. Lamentablemente esta práctica, lleva muchas veces a la obesidad y a enfermedades ligadas a una mala y poco controlada alimentación”.
Problema país.
En Chile aún no se toma real consciencia del problema al que estamos expuestos. “No podemos permitir que nuestros niños sigan consumiendo comida basura o que las colaciones contengan altos niveles de azúcar refinada y grasas. Esto es responsabilidad tanto de la familia como de la casi nula existencia de una política de estado. Aún no se considera la obesidad como una enfermedad crónica, es imprescindible que hoy las empresas cuenten con lugares donde se pueda realizar actividad física, casino con comida saludable y médicos que puedan detectar a tiempo quienes tienen mayor riesgo coronario o cardiovascular, practicar la medicina preventiva en una empresa traer enormes beneficios a mediano y largo plazo”, enfatiza García.
¿Cómo podemos mejorar?
Según el especialista, lo primero que se debe hacer para comenzar es tomar conciencia real del problema, dejar atrás las malas costumbres y volver a nuestras raíces. Preparar comidas caseras y nutritivas, aunque esto requiera una mayor inversión de tiempo. En segundo lugar ordenar los horarios de comida, no saltarse colaciones y comer lento. Realizar actividad física es también fundamental.
Tener plena conciencia del cuerpo y advertir cuando algo este mal. “Las personas acuden al doctor cuando ya tienen algo más grave e incluso irreversible, síntomas asociados a la obesidad, no por la enfermedad misma. Las razones son que les duele algo o porque tienen un familiar que sufrió una enfermedad grave y era joven. Quienes se den cuenta que comen por ansiedad, que tienen antecedentes familiares de diabetes o problemas a la tiroides, deben consultar de inmediato a un especialista y no hacer dietas controladas o que vieron en televisión. Una dieta mal hecha puede resultar muy destructiva y generar incluso problemas inmunológicos graves. Debemos generar más acciones para que todos tomen real consciencia de lo que significa la obesidad, un ancho perímetro en la cintura puede indicar claramente riesgos de infartos o accidentes vasculares”.