Junto con realizar una actividad física periódica.
El aumento del sobrepeso y la obesidad en todo el mundo es uno de los principales desafíos para la salud pública. Personas de todas las edades y condiciones se enfrentan a esta grave, progresiva y silenciosa enfermedad
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la obesidad como una acumulación anormal y excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud y que se manifiesta por un exceso de peso y volumen corporal.
Causas principales
En los tiempos que corren, en todo el mundo, se ha producido un aumento en la ingesta de alimentos hipocalóricos, ricos en grasa, sal y azúcares pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes. Además hay un descenso en la actividad física como resultado de la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, de los nuevos modos de desplazamiento y de una creciente urbanización.
Fundamentalmente lo que provoca sobrepeso y obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas.
¿Cómo pueden reducirse el sobrepeso y la obesidad a través de la alimentación?
El sobrepeso y la obesidad, así como sus enfermedades no transmisibles asociadas, son en gran parte prevenibles. Para apoyar a las personas en el proceso de realizar elecciones más saludable en materia de alimentos y actividad física periódica aquí hay algunos consejos para mejorar hábitos alimentarios y realizar actividad física:
Limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total
evitando frituras, eligiendo métodos de cocción como: al vapor, a la plancha, a la parrilla, al horno, hervidos.
seleccionando carnes de menor contenido graso, quitando antes de cocinar la piel a las aves y la grasa visible de las carnes,
al cocinar las pastas no adicionar aceite al agua de cocción.
Aumentar el consumo de fibras,
introduciendo frutas y verduras, legumbres, granos enteros, cereales integrales y frutos secos. Por ejemplo combinando verduras con pastas al dente (dan mayor saciedad) o cambiando las colaciones por alternativas más sanas que incluyan frutas frescas o secas, verduras y cereales integrales.
Limitar la ingesta de azúcares tanto el azúcar que se agrega en las infusiones o la contenida en golosinas. Elegir las versiones light y moderarse en las porciones.
Reemplazar la sal agregando a las preparaciones hierbas aromáticas y condimentos naturales.
Elegir el agua potable o el agua mineral baja en sodio, en vez de bebidas dulces como gaseosas, bebidas deportivas y jugos de frutas.
Cocinar la cantidad justa, para no repetir la porción, se puede lograr mucho reduciendo la cantidad de las porciones de todas las comidas.
Realizar una actividad física periódica, además hay que buscar oportunidades durante el día para realizar 10 ó 15 minutos de alguna actividad, por ejemplo una vuelta a la manzana caminando o subir y bajar las escaleras.
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