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EL AÑO QUE "LA ROJA" POR FIN PUDO TOCAR EL CIELO


Resumen nacional 2015.

Hace rato que a la Roja se le veía con otros ojo en el concierto internacional… con más respeto. Un proceso que comenzó y cimentó Marcelo Bielsa, que tuvo un bajón innegable con Claudio Borghi, y que retomó con Jorge Sampaoli en la banca.

Sin embargo, y más allá de todas las loas que acumulaba por su estilo ofensivo y su irreverencia ante el rival de turno, el combinado nacional no había logrado ratificar con un título las mejoras mostradas en los últimos ocho años.

Es que si bien con el “Loco” y el casildende la Roja clasificó a los Mundiales de Sudáfrica en 2010 y Brasil 2014, en ambas oportunidades se despidió en octavos de final y siembre con el “Scratch” como verdugo.

Pero el combinado nacional pagó su deuda pendiente en este año que nos deja, una de más de cien años de antigüedad, cuando en junio pasado se impuso en una infartante definición a penales a Argentina en la final de la Copa América disputada en el país. Por fin después de tantos sinsabores, Chile se consagraba como el mejor del continente y, de paso, ratificaba que hoy por hoy es una de las mejores selecciones del mundo.

El cuarto penal lanzado, y convertido, por Alexis Sánchez quedó grabado para siempre como un recuerdo indeleble en una hinchada ávida de triunfos, una que por fin pudo dejar de consolarse con triunfo morales y celebró una victoria real, tangible… merecida. Esa definición del tocopillano, con un picotón lleno de clase, desató la algarabía de todo un país.

Fue el corolario para una Roja que jugó campeonato casi perfecto, que deslumbró al continente y que por fin, y a diferencias de tantas otras veces, vio coronada su actuación con la primera Copa América de su historia.

Un camino que, no obstante, no estuvo ajeno de polémicas, sufrimientos y nerviosismo. Un periplo que comenzó el pasado 11 de junio ante Ecuador. Debut que no estuvo exento de complicaciones, pues a los nervios del inicio se sumó un intento de cambio táctico impuesto por Jorge Sampaoli: Del vértigo a la posesión, una mutación que complicó las cosas.

Sin embargo la Roja sacó la tarea adelante y con goles de Arturo Vidal y Eduardo Vargas se impuso 2-0 a los del guayas. El primer paso estaba dado.

Pero al siguiente partido, el 15 de junio, las dudas y pesimismo se instalaron en la hinchada nacional. En el peor partido de Chile de los últimos tiempos, con variaciones tácticas impensadas como ubicar a Eduardo Vargas como volante por la derecha, el combinado nacional rescató un sufrido empate a 3 ante la selección alternativa que mandó México al certamen.

Dudas que pasaron a pavor al día siguiente cuando Vidal chocó su Ferrari en estado de ebriedad. No fueron pocos los que pensaron que todo el esfuerzo del equipo se iría al tacho de la basura y que el volante sería marginado de la Selección.

Pero el estratego nacional se bancó al hoy hombre del Bayern Münich. No sólo lo mantuvo en el equipo, sino que salió a respaldarlo públicamente, apoyó que también recibió de parte de quizás la gran estrella de Chile: Alexis Sánchez.

Más allá del respaldo el temor a una desconcentración del equipo seguía latente. ¿Podría la escuadra nacional abstraerse de este nuevo problema disciplinario? Lo hicieron, pues el 19 de junio la Roja vapuleó 5-0 a Bolivia para ganar el Grupo A y esperar los cuartos de final con la esperanza renovada.

LOS NERVIOS Y EL “DEDO DE JARA”

Si el choque de la ronda de los ocho mejores ante Uruguay no fue el partido más duro en el camino de Chile a la gloria, definitivamente fue el más polémico.

Y es que más allá del apretado triunfo 1-0 conseguido por los nacionales ante los “Charrúas”, con gol Mauricio Isla a los 80’, el encuentro quedará para siempre en la memoria por la “maña” del zaguero nacional Gonzalo Jara, quien aprovechando un descuido del árbitro brasileño Sandro Ricci, le metió el dedo en el trasero a Edinson Cavani.

Una ofensa que llevó al uruguayo a reaccionar propinándole un golpe al chileno, lo que le valió la expulsión (62’) y desató la “guerra en el Estadio Nacional”. Si porque después de eso vinieron las bravatas, los golpes y las acusaciones, en una polémica que se vivió varios días después, con amenazas de jugadores y ex jugadores uruguayos y con Jara suspendido para la recta final del certamen.

Y aunque el escándalo enturbió en algo el paso de Chile a las semifinales del certamen, lo cierto es que la Roja sacó adelante un partido complicado ante una selección uruguaya “mata locales”, acostumbrada a eliminar a los anfitriones de los torneos que participa, para conseguir un triunfo merecido.

El sueño del título estaba cada vez más cerca, proximidad que desató definitivamente la algarabía en la hinchada nacional, más aún al conocer a su rival de la ronda de los cuatro mejores: La Roja buscaría su paso a la final en una nueva edición del “Clásico del Pacífico” ante Perú.

Un Estadio Nacional repleto albergó el pasado 29 de junio el choque ante los del Rímac, un encuentro complicado para los dirigidos por Jorge Sampaoli pues los de la “banda sangre” se replegaban en el fondo para complicar a la zaga nacional con la velocidad y potencia de sus delanteros.

La Roja no le encontraba la vuelta al partido, pero la torpe expulsión de Carlos Zambrano a los 20’ le abrió las puertas de la final a los chilenos. Los nacionales aprovecharon la superioridad numérica y a los 41’ Eduardo Vargas con un dejo de fortuna abrió la cuenta.

Pero el sufrimiento siguió persiguiendo a los nacionales, pues a los 60’ Gary Medel anotó en propia puerta para otorgarle la paridad a Perú. Los nervios se apoderaron de los hinchas que llegaron al nacional, pero éstos sólo duraron 180 segundos, pues el mismo Vargas, con un golazo, puso el 2-1 final y el paso a la gran definición.

UN NACIONAL COLMADO DE ROJO

El sueño de poner fin a un siglo de frustraciones estaba a un paso, uno que en la previa aparecía como casi imposible: Derrotar a la Argentina de Lionel Messi, ese elenco trasandino al que la Roja sólo había podido doblegar una vez la historia, que venía de ser segundo en el Mundial de Brasil y que tenía a la “Pulga” como su gran referente.

Pero los jugadores y la hinchada tenían fe. El plantel nacional sabía que tenían una posibilidad inmejorable de ratificar el mote de “mejor camada en la historia del fútbol nacional” y la parcialidad asumía que bien podrían jugar un papel clave con su apoyo.

Por eso a nadie le extrañó que el Nacional se repletara el 4 de julio. Nadie quería perderse el encuentro que cambiaría para siempre la historia nacional, un ambiente que se vio hermoseado con las 40 mil banderas chilenas que el empresario Leonardo Farkas regaló a los asistentes.

Pitazo inicial y los nervios que se apoderaron de todos los 45.693 hinchas que llegaron al coloso ñuñoíno. La Roja intentaba con sus argumentos de siempre, ese de presión alta, con Alexis intentando desequilibrar y con un Charles Aránguiz que de a poco se fue alzando como figura.

La Roja pudo matar en los 90 reglamentarios, pero también pudo morir, específicamente cuando Gonzalo Higuaín estuvo a un paso de abrir la cuenta en el segundo minuto de descuento del complemento cuando “pipita” solo por el segundo palo no supo capitalizar el pase de Ezequiel Lavezzi.

A los hinchas nacionales casi se les fue el alma con esa jugada. Pitazo final y el campeón de la Copa América 2015 se definiría desde el punto penal. Esa misma definición que tantas veces privó al fútbol chileno de la gloria, la misma que significó el adiós del Mundial de Brasil ante los anfitriones. Un fantasma que rondó entre los asistentes en la previa de la definición.

Pero el equipo nacional ratificó la clase de sus jugadores: La Roja aprovechó el penal desviado por Higuaín, y el que le contuvo Claudio Bravo a Ever Banega para tocar el cielo. Matías Fernández, Arturo Vidal, Charles Aránguiz y el ya mencionado picotón Alexis le permitieron al equipo nacional tocar el cielo.

Fin a un siglo de frustraciones, de penas y lágrimas. El llanto ese 4 de julio era de alegría al ver como Bravo levantaba la copa que los acreditaba como los mejores del continente ante una Argentina que se fue al borde de las lágrimas tras un nuevo fracaso.

Oreja y rabo para Chile que además tuvo a Eduardo Vargas como el goleador del campeonato, en compañía del peruano Paolo Guerrero, a Bravo como el mejor arquero del certamen y a Gary Medel, Marcelo Díaz, Arturo Vidal y a los ya mencionados Bravo y Vargas en el 11 ideal del campeonato.

La plaza Italia recibió a miles de fanáticos, la Presidenta Michelle Bachelet acogió al plantel en el Palacio de La Moneda y los jugadores expresaron por todos los medios su felicidad. Y cómo no, si por fin Chile pudo gritar campeón.

ENTRE LOS CINCO MEJORES… POR PRIMERA VEZ

El título de la Copa América fue sólo el comienzo de un semestre casi redondo para los dirigidos por Jorge Sampaoli. Es que tras el certamen la Roja se enfocó en su próximo gran desafío, conseguir su tercera presencia mundialista de manera consecutiva, algo que nunca se ha conseguido.

Y los dirigidos por Jorge Sampaoli ratificaron su mote de mejor equipo del continente al derrotar con claridad 2-0 a Brasil en el Estadio Nacional y superar en calidad de vista 4-3 a Perú en Lima.

Triunfos que no sólo dejaron al combinado nacional en lo más alto de la tabla clasificatoria, sino que les permitió ubicarse en el quinto lugar del ranking FIFA, la mejor ubicación en la historia al superar el sexto lugar de 1998 con Nelson Acosta en el banco.

No obstante, la última parte del año no fue de las mejores para Chile, pues en la tercera y cuarta jornada Clasificatoria el combinado nacional sumó un pobre empate a 1 en casa ante Colombia y una aplastante derrota 3-0 ante Uruguay en Montevideo, en la que fue considerada por los orientales la revancha de lo vivido en Copa América.

Pero más allá de este tropezón, lo cierto es que la Roja cierra el 2015 con un balance positivo, y cómo no, si nunca antes el combinado nacional lució en su camiseta el parche de la Conmebol que los acredita como los mejores del continente.

La Nación Ahmedabad
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