Según un estudio.
Muchos estadounidenses con sobrepeso y obesidad podrían estar en perfecto estado de salud con respecto a la presión arterial, el colesterol y los niveles de azúcar en sangre, y, por otra parte, muchas personas delgadas quizá no estén precisamente sanas, según un estudio reciente.
Mediante el uso de una encuesta de salud del gobierno, los investigadores encontraron que casi la mitad de los adultos estadounidenses con sobrepeso eran "metabólicamente sanos".
Eso significaba que no tenían más de un factor de riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiacas, lo que incluye la hipertensión, un nivel malsano de colesterol o de triglicéridos, un nivel elevado de azúcar en sangre o concentraciones altas de la proteína C reactiva (un marcador para la inflamación en los vasos sanguíneos).
Entre los adultos obesos, se consideró que el 29 por ciento tenían un buen estado de salud, al igual que el 16 por ciento de los que tenían una obesidad grave de acuerdo con el índice de masa corporal (IMC, una proporción entre el peso y la estatura).
Por otra parte, más del 30 por ciento de los estadounidenses con un peso normal tenían un estado metabólico no saludable.
Los investigadores estiman que casi 75 millones de estadounidenses serían "clasificados erróneamente" como que tienen una buena salud cardiaca si el IMC se toma como la única referencia.
"El panorama más general que queremos trazar a partir de nuestros hallazgos es que el modo dominante en que se piensa sobre el peso (que los individuos con un mayor peso siempre tendrán una mala salud) no es correcto", dijo Jeffrey Hunger, uno de los investigadores del estudio y candidato doctoral en la Universidad de California, en Santa Bárbara.
El estudio, publicado el 4 de febrero en la revista International Journal of Obesity, no es el primero que encuentra que los adultos obesos pueden estar en buena forma con respecto a su salud cardiaca. Los investigadores han debatido sobre la teoría del "gordo, pero en forma" durante años.
Del mismo modo, los estudios han mostrado que la delgadez no garantiza una buena salud.
Pero, dijo Hunger, los nuevos hallazgos también ayudan a "solidificar" el número de estadounidenses a los que se podría estar atribuyendo de forma equivocada un mal estado de salud en función solamente del IMC.
Eso tiene el potencial de plantear "consecuencias en el mundo real", dijo Hunger. Muchas empresas grandes de EE. UU. ofrecen a sus empleados programas de bienestar, que incluyen descuentos en las primas del seguro médico por cumplir ciertos objetivos, como perder peso. Algunas empresas penalizan a los empleados por no participar.
El equipo de Hunger afirma que la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo de EE. UU. ha propuesto normas que permitirían a las empresas cobrar a los trabajadores hasta un 30 por ciento de sus gastos de seguro médico si no conseguían cumplir ciertos criterios de salud, incluyendo un IMC específico.
Los hallazgos del nuevo estudio se basan en más de 40,000 adultos estadounidenses que participaron en un estudio de salud del gobierno federal representativo a nivel nacional entre 2005 y 2012.
Los hombres y las mujeres obesos eran, de hecho, los más propensos a quedar bajo la categoría de no sanos: en función de la gravedad de su obesidad, entre el 71 y el 84 por ciento presentaban factores de riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes. Esa cifra contrastaba con el 24 por ciento de las personas con peso bajo y el 31 por ciento de los adultos con un peso normal.
Aun así, dijo Hunger, el peso no lo es todo.
"Ahora mismo, nos centramos mucho en el peso, pero deberíamos estar hablando sobre la salud", dijo. "El público general debería intentar centrarse en mejorar sus conductas saludables: comer bien, mantenerse activo y dormir lo suficiente, y olvidarse de la cifra que indique la báscula".
Pero el Dr. Gregg Fonarow, profesor de medicina cardiovascular de la Universidad de California, en Los Ángeles, advirtió que el peso sí sigue siendo importante.
Indicó que algunos estudios recientes han puesto en duda la idea de la "obesidad metabólicamente sana".
El año pasado, unos investigadores reportaron sobre un estudio a largo plazo de más de 1 millón de hombres suecos que mostró que los que eran obesos, pero estaban en forma (según una prueba de pedaleo en bicicleta), tenían un 30 por ciento más de probabilidades de fallecer de forma prematura que los hombres que no estaban en forma, pero eran delgados.
Pero otro estudio, publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology, dio seguimiento a 2,500 adultos británicos durante 20 años. Halló que entre las personas obesas, pero con un buen estado de salud al principio, más de la mitad desarrolló finalmente hipertensión, diabetes y otros factores de riesgo de enfermedad cardiaca, a menudo en el plazo de 5 años.
Es cierto, dijo Fonarow, que en algún momento dado, las personas obesas podrían estar metabólicamente sanas. Pero con el paso de los años, la obesidad pasa factura.
"De modo que los individuos clasificados como obesos por el IMC tienen un riesgo más alto de una serie de enfermedades relacionadas con la obesidad", dijo.
Aun así, Hunger y sus colaboradores aconsejaron que no haya una "obsesión" por el peso, lo que solamente puede empeorar el bienestar de las personas con mayor peso. En lugar de eso, comer saludable y hacer ejercicio regular debería ser el foco, más que el IMC, dijo Hunger.
"Hablando en términos prácticos", dijo, "es necesario que se hable de otra cosa".
Por Amy Norton
Reportera de HealthDay