El recuerdo para Osvaldo Morresi.
Uno de los hechos notables del Turismo Carretera es que no necesariamente un piloto debió ser campeón para ingresar a la categoría de ídolo popular.
Tal el caso de Osvaldo Morresi, que aún en la vigencia de corredores famosos, supo recibir el apoyo y el cariño de un público tan exigente como el del TC.
Recordemos la coincidencia de época con nombres como Mouras, Satriano, Martinez Boero, Castellano, etc. mezclando marcas y campeonatos, y ni hablar si pensamos en los simpatizantes de Chevrolet.
Es que ese joven nacido un 15 de Agosto de 1952, con paso exitoso en el Turismo Nacional, aportó garra y talento en el manejo y un carácter especial en su trato con la gente, en su ingreso a la máxima expresión del automovilismo argentino.
Si agregamos siete triunfos y la triste desaparición de Roberto Mouras, le hicieron llegar a la mayor idolatría, en particular con los fanáticos de los “Chivos”, y la posibilidad de la ansiada corona, hasta aquel fatídico 27 de Marzo de 1994, del que solo rescatamos su octava victoria.
Su fiel copiloto, Jorge Marceca, lo siguió dos días después; no quiso dejarlo ir sin su compañía.
Los dos, hoy integran el grupo de eternos inolvidables en la Gran Familia del Turismo Carretera.