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LAS CLAVES PARA CONVERTIRSE EN UN GRAN ATLETA

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Un experto explica cómo identificar si se tiene talento innato para la disciplina y a qué edad comenzar a entrenar, entre otros datos.

Las espectaculares actuaciones de Usain Bolt en Río 2016 han despertado en muchos pequeños la idea de dedicarse al atletismo e intentar conseguir una medalla olímpica en el futuro próximo. Pero, ¿a qué edad es recomendable que comiencen los entrenamientos de alto nivel?

“El atletismo está compuesto por agrupaciones de pruebas: carreras, lanzamientos, saltos, marchas y pruebas combinadas. Cada prueba tiene sus particularidades y características propias, así como también una morfología relacionada a ellas por parte de los deportistas. No existe una edad reglamentaria para iniciar la práctica del atletismo, sin embargo se puede decir que entre los 10 y 12 años (etapa prepubertad) los niños comienzan a perfilar los tipos de entrenamientos y los patrones motrices se consolidan, lo cual es fundamental para identificar las habilidades innatas de cada niño para comenzar a perfeccionarlo, desarrollando y estimulando sus habilidades hasta llevarlas a una nueva plataforma o especialización deportiva”, asegura Víctor Abarca, docente de Técnico Deportivo Nivel Superior y Pedagogía en Educación Física de la Universidad del Pacífico.

Si quieres saber si tu hijo o algún pequeño familiar tiene o no las llamadas “condiciones innatas” para ser un buen atleta, es necesario fijarse en una serie de detalles. “Esta observación está orientada a identificar su maduración motriz y acercamiento a los patrones motores que se observan en su etapa de crecimiento. Cuando comparamos a niños bajo estos factores, podemos detectar claramente qué niño destaca por sobre el resto y es aquí donde entra la asesoría del profesional deportivo, identificando las fortalezas y debilidades de sus movimientos, comenzando un proceso de adaptación y educación a las características propias de la disciplina que va a practicar, es decir, se lleva a un niño con ciertas habilidades naturales a una nueva etapa, perfeccionándolas y traspasándolas a las características propias deportivas”, explica el profesor de Educación Física y Magíster en Gestión de la Actividad Física y Deportiva.

Ahora bien, el académico de la U. del Pacífico asegura que depende de la especialidad, ya que hay atletas que comienzan sus entrenamientos a una mayor edad e igualmente alcanzan el alto rendimiento deportivo. “Existen deportistas que comienzan a una edad más avanzada, como de 20 años, a practicar ciertas disciplinas deportivas, y está bien, considerando que un deportista madura dentro de un lapso de 6 a 8 años de práctica en su especialidad. Un claro ejemplo de esto es Erika Olivera, la deportista nacional que a los 40 años llega a su máximo rendimiento en estos Juegos de Río 2016”, apunta Abarca.

La genética y el ambiente

Muchos aseguran que los jamaiquinos tienen algo especial, diferente al resto de los competidores, algo que los hace ser reconocidos por su liderazgo en las pruebas de velocidad. Unos hablan del ambiente del país, de cómo entrenan, mientras que otros afirman que la clave está en el color de la piel. ¿Es verdad que los de raza negra tienen mejores condiciones para el deporte?

“Es una de las preguntas que surgen cuando vemos los resultados en el medallero olímpico en pruebas de velocidad y de fondo en atletismo, eso sumado a que 28 de los últimos 38 récords mundiales de pruebas de 100 metros planos son adjudicados a atletas negros. Existen diversos factores que favorecen al deportista de raza negra a la hora de la competencia, siendo su morfología lo que más destaca, debido a que las personas de raza negra presentan una densidad corporal más fuerte, porcentaje más elevado de fibras musculares de contracción rápida, cavidad pulmonar más pequeña y, por sobre todo, un centro de gravedad más elevado. Este último punto, generado por una longitud de miembros inferiores más largos y tronco más pequeño, produce que el centro de gravedad se eleve a 3 centímetros aproximadamente en comparación a personas blancas. Desde la perspectiva física, cuando las piernas están en plena marcha, se genera una amplitud de zancada mayor y con un tronco más pequeño se reduce el peso que las piernas deben soportar”, detalla Víctor Abarca, docente de Técnico Deportivo Nivel Superior y Pedagogía en Educación Física de la Universidad del Pacífico.

Luego de la genética, otro punto importante para el futuro atleta es el ambiente en el cual se desarrolla y el apoyo que tiene de sus seres queridos. “Para un deportista, indistintamente de cuál sea su disciplina, el ambiente y la estimulación son puntos muy importantes para su continuidad en la práctica, así como también en la motivación personal en su formación como atleta. El atletismo es un deporte individual en el que cada persona compite consigo mismo, tanto en sus distancias como en su tiempo, y por ello requiere de una fortaleza mental muy alta, constancia y disciplina. El apoyo familiar y el hogar permiten generar un ambiente propicio para que el deportista vaya desarrollando su potencial en conjunto con el equipo técnico y entrenador de la disciplina”, indica el profesor.

“Cuando nos centramos en un deportista de alto rendimiento con miras a un podio o medalla, existe un sistema de preparación y planificación en su entrenamiento en conjunto con el equipo multidisciplinario que debería estar asesorando en todo momento a este atleta, es decir, un psicólogo deportivo, un médico, un preparador físico, un técnico deportivo, un kinesiólogo y un nutricionista, entre otros especialistas. Las jornadas de entrenamiento deben realizarse a lo menos dos veces al día, en otras 3 veces, en función a la programación general del deportista y la búsqueda de su máximo rendimiento para esa competencia. Para los Juegos Olímpicos existe un periodo de entrenamiento y planificación de 4 años, donde cada año está marcado por una preparación puntual, con cargas, sobrecargas, tiempos de descanso, clasificación de marcas, campeonatos locales, nacionales e internacionales, entre otros, procurando que el deportista llegue en su mejor momento a la competencia final”, describe Víctor Abarca, Juez Regional de Atletismo.

Más allá del entrenamiento, la genética y el apoyo familiar, un deportista necesita apoyo económico, los implementos necesarios e infraestructura para llegar a convertirse en un medallista olímpico. “El factor económico es clave en la formación del atleta, ya que todo deporte requiere recursos mínimos para ser desarrollados, y en la medida que los resultados se van incrementando, mayores son las plataformas de desempeño donde el deportista podrá participar, fortaleciendo su rendimiento en alcanzar los resultados esperados. Cuando existe carencia en estos factores se suele boicotear el desarrollo del deportista en su carrera, generando en muchas instancias una deserción del mismo, sin alcanzar grandes resultados”, concluye Víctor Abarca, docente de Técnico Deportivo Nivel Superior y Pedagogía en Educación Física de la Universidad del Pacífico.