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DIETA O ACTIVIDAD FÍSICA: ¿CUÁL ES MEJOR PARA EL CORAZÓN DE MEDIANA EDAD?

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Un estudio encuentra que ambos son efectivos, siempre y cuando resulten en una pérdida saludable de peso.

Si usted es una persona de mediana edad sedentaria que necesita seriamente mejorar su salud cardiaca, ¿es mejor hacer ejercicio o dieta?

Una nueva investigación afirma que las dietas, el ejercicio o una combinación de ambas cosas pueden resolver la cuestión más o menos igual de bien, siempre y cuando se pierda algo de peso.

Pero los autores del estudio añadieron que hacer ejercicio en conjunto con una dieta probablemente sea la mejor forma de proceder.

Los investigadores diseñaron las tres intervenciones del estudio de forma que las personas que participaron perdieran alrededor del 7 por ciento de su peso corporal, con cualquiera de los métodos, a lo largo de un periodo de unos tres meses.

El estudio mostró que no pareció importar qué intervención la gente eligió para perder peso. Los participantes de los tres grupos experimentaron una reducción en su riesgo cardiovascular de por vida, de un 46 a un 36 por ciento.

"Se sabe que tanto el ejercicio como una dieta saludable baja en calorías mejoran los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular, incluso ante la ausencia de una pérdida de peso", comentó el autor líder del estudio, Edward Weiss, profesor asociado del departamento de nutrición y dietética de la Universidad de Saint Louis, en Missouri.

"Entonces, esperábamos que una combinación de dieta y ejercicio tuviera unos 'efectos acumulativos' en los factores de riesgo, y por tanto esperábamos mayores mejoras en el grupo de la intervención combinada, en comparación con la dieta o el ejercicio solos", dijo.

En lugar de ello, el estudio encontró que "la magnitud del beneficio no depende de si se utiliza la dieta, el ejercicio o una combinación de dieta y ejercicio para promover la pérdida de peso", señaló Weiss.

Lo que de verdad pareció importar es que las personas bajaran de peso.

En el estudio, los investigadores asignaron a 52 hombres y mujeres con sobrepeso a uno de tres grupos: un grupo de dieta, un grupo de ejercicio, y un grupo que combinó dieta y ejercicio.

Se indicó a los que hicieron dieta que redujeran su ingesta calórica en un 20 por ciento, mientras que se pidió al grupo de ejercicio que aumentaran sus niveles de actividad en un 20 por ciento. Se instruyó al grupo de la combinación que hicieran ambas cosas en un 10 por ciento.

Weiss describió una reducción calórica de un 20 por ciento como "modesta para la mayoría de personas", equivalente a una reducción de entre 300 y 500 calorías al día, más o menos el equivalente a dos refrescos con azúcar.

Pero "aumentar el gasto calórico en un 20 por ciento al día es más difícil", dijo. "Sobe todo para los hombres y las mujeres que fueron reclutados para el estudio y que no hacían ejercicio. Esto equivale a caminar de tres a cinco millas (de 5 a 8 kilómetros), de seis a siete días por semana, para alguien que no hacía ejercicio cuando comenzó el estudio".

Al final, los tres grupos registraron el mismo grado de mejora en términos de la presión arterial, los niveles de colesterol y la frecuencia cardiaca, y el mismo nivel de reducción en el riesgo de enfermedad cardiaca, mostraron los hallazgos del estudio.

Sin embargo, Weiss sugirió que un método combinado podría ser lo mejor.

El grupo de la combinación perdió más peso con más rapidez, y esas personas también fueron más propensas a ceñirse a sus metas, anotó. Alrededor del 30 por ciento de los participantes del estudio de los grupos de dieta o ejercicio lo abandonaron, pero apenas un 5 por ciento de los del grupo de la combinación lo hicieron.

La dieta y el ejercicio juntos también podrían tener "efectos acumulativos para otros aspectos de la salud", planteó Weiss. Por ejemplo, se observó una reducción más grande en el riesgo de diabetes tipo 2 entre los que adoptaron ambos métodos.

Y por motivos que no están del todo claros, añadir el ejercicio a la dieta parece conferir específicamente una ventaja cardiovascular, añadió.

"Si dos personas tienen la misma presión arterial, colesterol, antecedentes familiares, edad, etc., pero una persona hace ejercicio y la otra no, el que no hace ejercicio tiene entre dos y tres veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad cardiaca", señaló Weiss.

Lona Sandon, una dietista registrada, se mostró de acuerdo en que "tanto una alimentación saludable como el ejercicio son importantes, dado lo que sabemos a partir de investigaciones anteriores que demuestran los beneficios de cada uno".

Sandon explicó que "una dieta saludable ofrece nutrientes clave para el funcionamiento óptimo del cuerpo y para prevenir las enfermedades. El ejercicio no puede proveer nutrientes, pero podría ayudarnos a utilizar los nutrientes de forma más efectiva".

Y dijo que la clave del éxito es elegir el placer en lugar del dolor.

"Si caminar o correr en una cinta parece un castigo, elija hacer otra cosa. Quizá el entrenamiento con pesas, la Zumba o caminar en el parque sean una mejor opción", sugirió Sandon, profesora asistente de nutrición clínica del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, en Dallas.

"Lo mismo sucede con la comida", añadió. "Si beber batidos de col rizada parece un castigo, no se moleste. En lugar de eso, coma palitos de zanahorias con salsa ranchera ligera, o solo coma postre una vez por semana".

Weiss y sus colaboradores publicaron sus hallazgos en una edición reciente en línea de la revista American Journal of Clinical Nutrition.