Vencieron a Deportes Temuco en el sur y bajaron su undécima estrella en 79 años de historia.
La historia de Universidad Católica es increíble. Cinco veces habían rozado el bicampeonato, quedándose con las manos vacías por diversos factores, negándole la oportunidad de celebrar dos veces consecutivas a lo largo de sus 79 años de existencia.
Pero como no hay maldición que dure eternamente, los cruzados hicieron historia este jueves al coronarse como el flamante campeón del Torneo de Apertura 2016-2017, alzando el primer bicampeonato para la institución.
Si bien a los pupilos de Mario Salas les bastaba con un empate frente a Deportes Temuco, saltaron con todo al gramado del Germán Becker, con la convicción de que la campaña tenía que ser brillante de principio a fin.
En todo caso, el choque demoró en despegar, pues los albiverdes apostaron con un esquema bastante defensivo, bloqueando de buena manera los ataques franjeados, que tenían como principales agentes a Nicolás Castillo, Diego Buonanotte y José Pedro Fuenzalida.
Recién a los 25 minutos Buoanotte tuvo la primera chance clara, metiéndose con balón controlado al área rival, pero el arquero Luis Marín estuvo atentísimo con un buen achique, evitando la conquista.
Más tarde, Germán Lanaro llevó peligro sobre su propio arco al intentar despejar un centro, en lo que fue la más clara para los dueños de casa en los primeros 45 minutos, que terminaron con el marcador en blanco.
Ya en los primeros pasajes del complemento, el encuentro parecía que tomaría los mismos tintes de la fase inicial, con pocas llegadas y bastante pragmatismo por parte de los locales.
Eso hasta el minuto 64, cuando llegó la primera conquista de Nicolás Castillo. El artillero le ganó a su marca tras un centro medido de Alfonso Parot y superó con una parábola a Marín para que el grito de desahogo se escuchara en todo el recinto sureño.
De ahí en más, el lanche fue todo para la UC, que más tranquila logró poner el broche de oro a los 88', cuando una mano de Vergara fue cobrada como penal y Castillo lo transformó en gol para sentenciar el título de los caballeros cruzados, asegurando su condición de goleador del campeonato con 13 dianas.
Apenas un par de minutos más tarde, el pitazo de Roberto Tobar dio paso a las celebraciones de la duodécima estrella cruzada.
La Nación