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¿QUÉ PASARÁ SI CHILE GANA (O PIERDE) LA COPA CONFEDERACIONES?

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Un psicólogo de la Universidad del Pacífico comenta los efectos que puede tener en los hinchas la victoria, pero también una eventual derrota.

Alegría, satisfacción y placer son algunas de las emociones que aparecen en los hinchas luego de ver cómo Chile derrotó a Portugal a penales en la semifinal de la Copa Confederaciones. Estados anímicos normales y esperables después de una victoria tan importante para el deporte nacional y que todos esperamos que se replique este domingo, luego de la final.

“Las emociones que aparecen en estos eventos deportivos son intensas, pero también pasajeras. Dependiendo del resultado sentimos alegría, asombro, ansiedad, sorpresa, miedo, ira, confusión y placer, sentimientos que pueden ser positivos o negativos, que afectan directamente neurotransmisores, alterando la frecuencia cardíaca y respiratoria, y el tono muscular, entre otros”, señala el coordinador académico de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Felipe Vergara.

“Con la victoria hay una exacerbación del ánimo. Aparecen emociones intensas que tienen que ver con la alegría, la pasión y el fervor. Estas sensaciones son pasajeras, ya que el hecho de que Chile gane una Copa no quiere decir que las personas van a estar uno o dos meses en un estado de satisfacción. Esto último puede pasar en personas que hacen de estas actividades deportivas su sentido de vida. Para ellos esta efervescencia pude durar más, pero es cosa de ver lo que pasó luego de la Copa América. Es un estado de felicidad transitorio, lo que no quita los efectos positivos en el ámbito social-cultural”, aclara el psicólogo.

De igual modo, la conquista de un triunfo como la Copa Confederaciones exacerba el sentimiento patriótico. “Creo que todos estos procesos potencian el factor común de identidad y orgullo nacional. Todos se ponen la camiseta del país. Es cosa de ver cómo todos vibran con el himno nacional antes de cada partido”, indica el especialista.

Las expectativas son altas. La Roja de Bravo, Vidal y Sánchez de algún modo ha cambiado la historia deportiva nacional al convertirse en bicampeones de América, contraviniendo las históricas estadísticas del “casi-casi”, después de un sinnúmero de amargas derrotas consecutivas.

“Para cualquier país una victoria es un refuerzo. Es un golpe anímico importante en cuanto a sentirse triunfador y más aún en un país como el nuestro, en el cual hasta hace poco sólo había triunfos morales. Ganar la Copa América dos veces fue un triunfo real, por lo que ganar la Copa Confederaciones se ve como una alternativa absolutamente posible”, plantea el docente de la Universidad del Pacífico.

No queremos una derrota

Todavía no hay nada escrito. Chile deberá enfrentar a un difícil rival, Alemania, y quedan al menos 90 minutos que jugar en cancha. ¿Qué podría pasar ante una eventual derrota? Sin duda, la “Marea Roja” sufriría como nunca.

“Pena, rabia, tristeza y decepción son algunas de las emociones que aparecen en los hinchas luego de ver perder a Chile, en cualquier situación. Esta reacción también es absolutamente normal después de una derrota deportiva, sin embargo, la buena noticia es que estos amargos sentimientos, si bien son intensos, también son pasajeros. Las competencias nos transportan a los mitos de los héroes de antaño, en donde luego de terminado un desafío aparecen otros y eso forja también la identidad nacional”, señala Felipe Vergara.

Aquí, los familiares, amigos y redes de apoyo de los más fanáticos pueden ayudar a olvidar el trago amargo de la derrota. “Es importante transformar las instancias de derrota en una posibilidad de crecimiento, de lo contrario nos estancamos. Reunirse con amigos y volver a las actividades familiares recreativas que estaban pendientes, puede devolver al hincha de nuevo a su estabilidad. No es normal que el ánimo depresivo perdure en el tiempo. Es importante revisar más profundo si así fuera y consultar con un especialista”, indica el psicólogo.

Si bien la hinchada no podrá evitar el sufrimiento de un eventual revés en la final de la Copa Confederaciones, no debe olvidar todas las victorias que han llevado a Chile al destacado sitial internacional en el que se encuentra hoy. “El cómo se enfrentan las derrotas deportivas tiene estrecha relación con las expectativas que se han generado previamente. Por esto es importante que las esperanzas sean realistas, capaces de tomar en cuenta al rival que se está enfrentando. En este sentido, son claves los medios de comunicación en cuanto mostrar las estadísticas anteriores para ayudar al público y a los hinchas a orientarse en este aspecto”, plantea la docente.

Aunque las últimas estadísticas dejan en muy buen pie a Chile, sin duda el escenario es complejo con Alemania en el arco contrario. Pero los hinchas sueñan con escribir un capítulo inolvidable y con esas altas expectativas, la caída puede ser aún más fuerte.

“Con la derrota se generan diversas reacciones. La más común es el sentirse deprimido, sin ánimo, para lo cual lo más aconsejable es buscar otras actividades que puedan ayudar a alivianar la pérdida por no haber ganado”, dice el profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

Es común que los hinchas, después de una desilusión deportiva, provoquen destrozos en distintos lugares. Según Vergara, esto se explica por las emociones que surgen desde la sensación de fracaso. “El vandalismo y la violencia buscan aplacar los sentimientos de rabia y frustración en hinchas que no son capaces de modularse emocionalmente, por los niveles de adrenalina y cortisol que se generan en el periodo de tensión. Cuando ganamos también aparecen conductas de agresión, pero en menor grado. Ahí la emoción predominante es la alegría y la pasión.”, reconoce.

Sin duda, todos queremos ver la imagen del capitán de la Selección levantando el trofeo, pero tarde o temprano volveremos a la rutina. “Si bien la victoria o la derrota impactan, esto se pasa al retomar la vida cotidiana. Volver a las actividades propias de cada uno genera que se presenten otras emociones ligadas a ámbitos laborales, interpersonales y/o familiares, que son más estables y que tienen relación con el sentido personal de cada uno. No se debe olvidar la propia cacha de juego, que puede ser igual o más emocionante”, concluye el psicólogo de la Universidad del Pacífico.