Siete horas y media les tomó a los escaladores profesionales eslovenos Janja Garnbret y Domen Škofic completar el gran desafío de llegar a la cima de la torre de la Central Eléctrica Trbovlje (Eslovenia), que se eleva a 360 metros de altura, lo que hace casi imposible divisar su cúspide, la cual frecuentemente queda escondida entre las nubes.
La neblina y nubosidad hacían imposible ver la cima del nuevo desafío que se propusieron los escaladores eslovenos profesiones Janja Garnbret y Domen Škofic, pero nada los detuvo para completar exitosamente esta histórica hazaña: escalar la chimenea más alta de Europa, correspondiente a la Central Eléctrica Trbovlje, que se eleva a 360 metros de altura (60 metros más alta que el Costanera Center) en Eslovenia.
El sueño de escalar esta chimenea nació en 2015, un año después de que dejara de funcionar, pero no fue hasta hace algunos días que los atletas de Red Bull pudieron coronar la cúspide de la que fue catalogada como la ruta de escalada artificial más grande del planeta, y que fue preparada especialmente para este desafío.
Dos intentos fueron necesarios para lograr esta hazaña: el primero les llevó doce horas, pero tuvieron muchos problemas para completar los lanzamientos (en escalada, el término se refiere a los saltos o impulsos para alcanzar el siguiente punto de agarre), sufriendo varias caídas. Cuatro días después, más descansados y con un grado mayor de conocimiento de la ruta, lograron ascender los 360 metros de esta torre en 7:30 horas.
Tras este exitoso ascenso, Garnbret, campeona mundial en distintas disciplinas de escalada como búlder, comentó que “Tenía miedo de caerme, lo que puede volverse realmente desagradable en el caso de una pared vertical en comparación con una pared colgante en la que cuelgas en el aire. Aquí puede golpear rápidamente una pared o un agarre antes de que la cuerda lo detenga. Por lo tanto, tuve que caerme un par de veces hasta que finalmente me relajé y desterré el miedo".
Por su parte, Škofic, ganador de una Copa del Mundo de Escalada en la modalidad de escalada libre, explicó que “La chimenea es completamente diferente a cualquier cosa que haya escalado hasta ahora. Es un objeto artificial gigante, que encontré bastante místico. Sentí malestar, un fuerte miedo a lo desconocido, pero rápidamente me hice amigo de la chimenea, ya que la ruta era realmente hermosa y desafiante. Una vez que comencé a concentrarme en escalar, todos los demás pensamientos se habían ido, y simplemente lo estaba disfrutando".