Porque el año se debe terminar de la mejor forma, nuevamente el paracaidista chileno Sebastián “Ardilla” Álvarez, sorprenderá a todos, especialmente a quienes estén este fin de semana en la Región de Valparaíso, con una nueva hazaña deportiva que se sumará a las tantas otras con las que el atleta ha sorprendido al mundo.
Así, cuando las agujas del reloj marquen las 23:40 horas, previo al espectáculo de fuegos artificiales, “Ardilla” se transformará en un verdadero meteorito humano al lanzarse en un paracaídas completamente iluminado de más de 3 mil metros de altura desde un avión en movimiento, realizando un espectacular vuelo, para luego aterrizar en el Sector 2 de Reñaca justo para celebrar la llegada del año nuevo.
“Va a ser un salto entre 10 mil y 13 mil pies de altura. Ojalá que el clima y la vaguada costera lo permitan. Voy con un sistema de chispas por así decirlo, que permita que el vuelo se vea desde cualquier parte de la tierra. Se asemeja demasiado a un meteorito, por lo que va a parecer que viene uno directamente desde el cielo”, cuenta el deportista.
La idea de este proyecto surgió con la finalidad de brindarle un espectáculo saludable a los habitantes de la región, que tan mal lo han pasado estos días con los intensos incendios que han azotado la zona. Por ello, Sebastián se remontó a un proyecto similar que había realizado en el 2021 en el Sambódromo de Anhembi, en Sao Paulo, para dar vida a éste.
Allí, durante la madrugada del lunes 15 de febrero de ese año, el cielo de esa ciudad se iluminó, pero no con una tradicional salida del sol ni con estrellas fugaces-aunque lo pareciera- sino con una espectacular actuación llevada a cabo por el equipo Red Bull Skydive, quienes tomaron sus trajes, paracaídas y luces, y de forma cabalmente sincronizada sobrevolaron la ciudad, sorprendiendo a todos sus habitantes, para culminar con un aterrizaje perfecto en la pista del Sambódromo de Anhembi.
Recordemos que “Ardilla” también nos sorprendió este año, pero en la temporada de invierno con otro espectacular salto en el aire en el centro de esquí La Parva, el cual atraviesa volando a 250 km/h y a escasos tres metros por sobre el nivel del suelo, solamente utilizando un traje de wingsuit, y ninguna fuente de energía adicional más que su cuerpo y las leyes de la física.
Para tal proeza, “Ardilla” aprovechó una nevada para dar vida a un proyecto que desde hace más de diez años quería concretar en Chile. Para ello, junto a su equipo se trasladaron a la zona montañosa completamente cubierta por la nieve propia de la temporada. Allí, Sebastián abordó un helicóptero que debía alcanzar los 3 mil metros de altura que le permitirían al ex piloto de la FACH saltar y contar con el tiempo y la distancia para ejecutar un vuelo que no daba posibilidad al más mínimo error, pues Álvarez atravesaría a toda velocidad entre medio de los distintos edificios del centro de esquí, en un espacio no mayor a los 4 metros de ancho que separan a uno de otro, por lo que cualquier problema de cálculo sería fatal.