Dos años de intensa preparación y coordinación y más de 400 saltos de entrenamiento en diferentes lugares. Esta fue la antesala del proyecto “Skydive Into a Wave”, un impresionante récord mundial protagonizado por el “hombre pájaro” chileno, Sebastián Álvarez, quien fue la primera persona en lograr una hazaña nunca antes vista: saltar desde un helicóptero a cerca de 4 mil metros de altura, aterrizando perfectamente en la ola artificial más grande del mundo en Abu Dhabi, la que luego surfea a la perfección.
“Desde que iniciamos el proyecto, pasaron aproximadamente 24 meses. Pero en realidad, esta es una preparación de toda una vida, porque el surf no se aprende en dos años, el paracaidismo menos, y aterrizar a alta velocidad tampoco, “ explica el deportista.
Para lograrlo, “Ardilla” utilizó una tabla de surf modificada sujeta a sus pies con la que saltó desde el helicóptero. Desde ese momento, “Ardilla” solo contaba con breves segundos para abrir su paracaídas, sobrevolar a toda velocidad el cielo y caer de forma milimétricamente calculada en el centro de olas más nueva del planeta, Surf Abu Dhabi. “Hice cerca de 400 saltos de skysurf. Partí practicando de menos a más: primero con una tabla de skate, después con un longboard, flow surf, un wakesurf, wakeboard, pasé a uno más grande y finalmente pasé a la tabla de surf.”
El deportista nacional y ex piloto de la FACH, se ha hecho mundialmente conocido no solo por su innegable talento, sino por sus hazañas deportivas. Una de las más impactantes tuvo lugar en 2021. Con el objetivo de mostrar la belleza natural de su país, saltó al interior del cráter del imponente Volcán Villarrica para salir volando de este tan solo con su traje de wingsuit. Así, en tan solo 40 segundos, atravesó el diámetro del cráter de 200 metros en los que logró alcanzar una velocidad de 280km/h.
No obstante, este año volvió a empujar el límite de lo posible con el proyecto “Skydive Into a Wave”, que además implicó la combinación de tres disciplinas únicas: “skysurf”, “swooping” y surf. “Lo realmente complicado fue hacer coincidir la ola con el aterrizaje. Desde que se aprieta el botón para activar la ola- que alcanza dos metros de altura- hasta que ésta nace, pasan 50 segundos, por lo que la precisión era clave. Para ello tuve que entrenar mucho, pero en sí el salto del proyecto lo logré en el segundo intento”, finalizó el atleta de Red Bull.